Lo que presumía ser una etapa para recortar distancia a nuestro destino se ha revelado a nuestras voluntades.
El día empieza bien, después de un copioso almuerzo empezamos a subir alegremente y con la confianza de que el desnivel de hoy no nos da miedo, incluso empezamos con cierta chulería.
Pero pronto las circunstancias nos ponen en nuestro sitio.
Primero viene una surrealista, he perdido el móvil, olvide cerrar la cremallera y ha debido de caerse. Después de peinar la zona aproximadamente un kilómetro abajo sin éxito, volvemos haciendo balance de las pérdidas, cuando de repente aparece...
Felices por el hallazgo nos ponemos en marcha.
El paisaje sigue sorprendiéndonos, el frescor a la sombra de los pinos, el fluir incesante de riachuelos y un manto ordenado de hierba nos regala de nuevo otro episodio de felicidad a nuestros sentidos, el silencio es el amo del lugar, el reina aquí y sólo algunos pájaros piden permiso para romper su hegemonía, en las bajadas nos dejamos caer sin pedalear para que el viento penetre por nuestros poros.
Tan solo hay una fuente hasta llegar a Peralejos de las truchas donde llenar los bidones no resulta tarea fácil, o al menos eso le ha parecido a Mariano.
El resto del día a fluido con normalidad hasta que Mariano ha empezado a notar molestias en la rodilla, que además han ido en aumento hasta tener que afrontar las subidas a pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ojito con lo que ponéis...