El día empieza en el supermercado, donde nos atienden fuera de horario para poder comprar las provisiones para poder recorrer los 50 km que nos separan de Vallecillo, único lugar donde sufragar nuestro voraz y descontrolado apetito. un largo día en el que no encontraremos prácticamente civilización, pero si unos pasajes de postal.
Los primeros kilómetros han sido difíciles, no por las pendientes, ni el calor, ni nada de eso...lo difícil ha sido volver a recolocar las carnes entumecidas de nuestros gluteos en ese artilugio maléfico llamado sillín, que nombre tan discreto para tal máquina torturadora...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ojito con lo que ponéis...