Después de recuperar fuerzas y empezar a asimilar la dureza de la etapa pasada con la idea de afrontar lo que esta por venir.
El viento nos ha recordado toda la noche que nos esperaba para no tener piedad con nosotros. En cambio la previsión de tormentas ha remitido a unas refrescantes sombras.
Al igual que ayer, subidas interminables y bajadas precoces.
Que forma de abusar de mi lumbago, a golpe de riñón van cayendo los metros de desnivel.
Parajes fantásticos, verdaderamente únicos, sabinas o cipreses espectaculares, pintorescos parajes nada previsible a nuestra imaginación y extensión, mucha extensión sin presencia humana, nos han dejado una sensación de pedalear en un escenario de auténtica soledad.
Llevamos dos días sin engrasar nuestras cadenas, pero no olvidamos de engrasar nuestros estómagos a base de cebada fermentada, espero que nuestras máquinas perdonen nuestra mala memoria. Todo el recorrido esta ausente de servicios y por supuesto de tiendas especializadas en bicicletas, parece inimaginable, pero a tan pocos kilómetros de nuestra jungla urbana e incluso de nuestras propias guerras internas, hay un mundo tan próximo y tan lejano a la vez que parece negarse a perder el sentido común, que vive lejos de intentar ser un excéntrico y complejo ser mediático, que sobrevive al tiempo de una forma sencilla.
No juzgo a estos pobladores, me asombro del contraste y de mi confusa posición al analizar que es la evolución.
Me encanta viajar en bicicleta!!!
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| El camino parece interminable... |
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Ojito con lo que ponéis...