Ha llegado el momento de la verdad, ahora ya hay que mostrar
las cartas.
Como en una partida de poker han habido guiños, nervios, incerteza,
impaciencia, sudor, mucho sudor, je! Je! Je!
Pero llega la hora de tirar las cartas sobre el tapete, es
la hora de enfrentarse a la realidad, de enfrentarse al miedo, a nuestros
miedos, ahora y solo ahora, estamos solos delante de los retos que nos hemos
marcado, ellos están ahí sin inmutarse y desafiándonos.
Por mi piel corren emociones muy fuertes, en segundos mi cerebro
es capaz de procesar cientos de nombres y motivos a los que me gustaría que
llegase de alguna forma mi agradecimiento, todo en conjunto consigue erizarme
la piel cada vez que me veo delante de mi monstruo.
Y no me preguntéis el porque, aún no he encontrado la respuesta.
Mi miedo no es mas fuerte que yo, yo soy el, y me siento
invencible. Es ahora cuando me siento capaz y seguro de que puedo pelear hasta
el final.
Ansío el momento de entrar en el cajón y vibrar alrededor de
otros que al igual que yo, tendrán que disimular sus emociones tras sus gafas,
es un momento mágico que morirá en el momento que suene el pistoletazo de
salida. Es entonces cuando el cerebro bloquea cualquier gasto de energía y
canaliza todo la atención en analizar todas las sensaciones a cada kilometro,
en un estado de meditación activa diseñará estrategias para resistir cualquier
enviste.
Deseo mas que nunca ganar al monstruo que me ha derrotado en
otras ocasiones, las derrotas del pasado me han hecho mas fuerte y ahora quiero
disfrutar de este momento con todos vosotros.
Nos vemos el domingo...