19 de julio de 2017

Mallorca 312


Fin de semana redondo, a la ida, en el avión conozco a Ramón un Lleideta afincado en Sitges y que por la corta conversación que tenemos ya veo que es un fanatico del triatlón. No es casualidad que me halla tocado un participante de la 312 en el asiento de al lado, creo que medio avión esta ocupado por ciclista. 

Aterrizamos y me acoplo al coche que han alquilado los Ramones (su compañero también se llama Ramón) de entrada le noto cara de sorpresa a autoinvitación a compartir el trayecto de ida, pero creo que se dio cuenta que no llevo mal rollo y nos vamos para Alcudia, la verdad es que me ahorro un trayecto de bus que no me apetece demasiado. La conversación en el coche no puede ser de otra cosa que no podéis imaginar, siempre se despiertan nuevos horizontes y aventuras cuando compartes tu mundo con personas nuevas, aunque primero tenemos que acabar la que nos ha traído hasta aquí...

Según la organización los 6500 participantes se dejaran en a Mallorca unos 15 millones de euros. No está nada mal...

La marcha se puede catalogar de recomendable, sobretodo su primera mitad la segunda parte no es muy atractiva y si le sumas la fatiga física que te obliga a ver las cosas con una euforia más comedida el resultado es que la segunda parte es fea.



Los primeros kilómetros se consumen bien fríos, no molestan los manguitos ni el chaleco hasta bien pasados los primeros cien kilómetros. Mi primer error ha sido no estudiarme el recorrido y organizarme el avituallamiento, no llevo nada de comida y solo medio bidón con agua del grifo hasta llegar al kilómetro 96.

La sorpresa del día ha sido sin duda el encuentro de Joseba Beloki y Miguel Indurain en un pelotón que nos engullía por detrás, la conversación entre ambos me hace girar la cabeza para ver que dos monstruos del ciclismo están ha escasos metros de mi. Es cierto!? Pero si aún no estoy apajarado! Aunque tampoco estoy muy lejos de caer, es el kilómetro 80 y aún no he comido nada.
Me acoplo a ese grupo aunque me cueste la marcha,  no los puedo dejar escapar. Aprovecho un momento que Beloki se separa para hacerle viajar en el tiempo y recordarle donde le conocí, eso nos lleva al año 91 aprox, el  irrita en categoría amateur, ya destacaba, sobretodo porque no se le manchaban las manos para ayudar a su masajista Juan Carlos a subir la camilla y las neveras. Cosa que no puedo decir de los míos, la educación del esfuerzo y la humildad da buenos frutos, como ejemplo Beloki. 
Bajando el puerto después del segundo avituallamiento sigo estela de Miguel, baja bastante inseguro por una carretera de firme irregular, a lo lejos veo un desvío de las marchas corta y largas, ostras se esfuma mi oportunidad de saludarlo, pero no! Continúa por la opción larga, pensaba que vendría invitado y a la que cumpla con el expediente se sube al coche, pero parece ser que se a cascado los 312 km. Mi conversación con el ha sido corta en tiempo infinita en el recuerdo. Me sabía mal molestarlo, pero el humildemente me invita a ha lar con el, es. As me pregunta cómo va todo y me disparo. 
En una Volta a Catalunya con salida en Bellvitge yo fui con amigos de la penya Madurga, le confieso a Miguel que entonces yo iba a ver a Pedro Delgado, y con una carcajada me responde, "entonces tú eres del otro lado". Yo estaba situado al otro lado de la parrilla de firmas, lejos del mogollón y veo como entra Banesto reluciente con Perico como estrella, justo en ese momento me doy la vuelta para irme y al cruzar la carretera me encontré de cara con Miguel, entre el tráfico de los coches aparece el esquivando a los coches y al acoso del público, ese mismo día me cambie de lado, sonreía Miguel, y como quizás no volveré a tener otra oportunidad del saludarle rompo con mi timidez para saludar a quien es para los ciclistas un John Lennon para los músicos. Pocos kilómetros después otro ciclista se me cruza y me voy al suelo perdiendo su estela. 
En el a avituayamiento del km 135 me quedo solo, sin encontrar un grupo uniforme hasta la intersección de la corta, pero estos van muy rápidos y me caliento, demasiado para mí estado, esto lo pagaré más tarde seguro.
Rodando me defiendo con técnica pero cuando hay recurrir a la potencia me descarto de la partida con mucha facilidad y voy perdiendo todos los grupos que enlazan por detrás, en el penúltimo avituayamiento tengo que reposar para intentar ingerir algo, como de costumbre mi estómago se cierra y no consigo alimentarme. Con juegos psicológicos voy consumiendo kilómetros hasta el ultimo avituayamiento donde no pensaba parar, comer me resulta imposible pero para mi sorpresa una bandeja con con cerveza se cruza en mi camino. Nada podía sentarme mejor, de un trago y sin respirar este líquido me neutraliza todas las extrañas sensaciones de mi estómago y como el que deja un lastre atrás me pongo a pedalear como un loco a meta, el ambiente del grupo que va engordando a medida que nos acercamos es de final de etapa de una gran clásica, tensión, nerviosismo, todos hacen demostración de las pocas energías que nos quedan.
Llegada a meta sin más pena ni gloria, aunque muy satisfecho del logro.

De la prueba mejoraría su segunda mitad, algo rebuscada y peligrosa por la calidad del pavimento. La primera simplemente espectacular, la organización buena, muy buena.


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